lunes, 4 de diciembre de 2017

MONSEÑOR JOSÉ ALUMNI Y LA HISTORIA DEL CHACO

Su labor pastoral
    Este fecundo investigador del pasado chaqueño y regional, además de impulsor de actividades religiosas y culturales de nuestro medio, nació en Cortona, Italia, el 17 de febrero de 1907. Sus padres emigraron a la Argentina y se radicaron en Entre  Ríos cuando aún era niño. Allí realizó sus estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote en 1931. Se inició como profesor de Lenguas Vivas en el propio Seminario y Capellán del Buen Pastor en la ciudad de Paraná.
    Su inclinación por los estudios históricos ya se manifestó al ser designado Secretario Canciller del primer Obispo del Chaco, Monseñor Nicolás de Carlo, cuando la Santa Sede resolvió crear la Diócesis en el entonces Territorio Nacional del Chaco. Como Vicario General de la Diócesis primero y Vicario Capitular desde 1951, acompañó a Nicolás de Carlo en su fecunda obra social y religiosa en el Chaco.

"El Chaco. Figuras y hechos de su pasado"
obra histórica de Mons. José Alumni.

    Además de su labor se desempeñó también en otras múltiples funciones que lo pusieron en estrecho contacto con la feligresía no sólo de Resistencia sino de todo el Chaco. Fue Cura interino de la Iglesia Catedral, Cura Párroco de la Iglesia San Javier, Capellán del Colegio Nuestra Señora de Itatí y Asesor de la Junta Diocesana de la Acción Católica. Por su fecunda labor pastoral fue designado por el Papa Pio XII, Prelado Doméstico en 1943 y Protonotario Apostólico seis años después.

Mons. José Alumni (1907-1963) Sacerdote
e Historiador chaqueño.

 Investigador y         arqueólogo.
    Durante su apostolado en el interior del Chaco y en el contacto con su gente, se despertó en él un profundo amor por esta tierra. Su gran conocimiento de la Historia y la convicción de su importancia para la formación de la conciencia regional, lo llevó a investigar las raíces del pasado chaqueño, en el silencio de los archivos y en el campo arqueológico. Se consagró a rastrear los restos materiales de las más antiguas poblaciones hispano-indígenas fundadas en lo que llamó el “Desierto Verde”. En 1946 encabezó, junto con el vecino de Sáenz Peña Alfredo Martinet una expedición a las cercanías del Río Bermejo, donde éste había descubierto unas ruinas que se suponían de origen hispánico. Allí comprobó por medio de sus investigaciones y de los trabajos arqueológicos que se trataba de la Reducción de “La Cangayé” fundada en 1780 por Francisco Gabino Arias para los aborígenes mocovíes . En ese yacimiento localizó y rescató los restos del Padre José Bernardo Sena, muerto de sed en el Impenetrable, cuando se dirigía a comunicar a las tribus la inminente fundación de la misma.
    También participó activamente en las investigaciones relativas a las Ruinas del Kilómetro 75, encontradas por Alfredo Martinet y ubicadas en el camino que une a Presidencia Roque Sáenz Peña con Fortín Lavalle. Con el hallazgo de utensilios, restos cerámicos y por el tipo de construcción observada durante la expedición arqueológica de 1954, más el estudio de la documentación existente en el Archivo General de la Nación, Alumni concluyó que se trataba de la desaparecida ciudad de Concepción del Bermejo, fundada por Alonso de Vera en 1585 y abandonada en 1632. Con el plano de las ruinas levantado por el Ingeniero Héctor Martinet (hijo del anterior) pudo Alumni reafirmar su convicción de que se trataba efectivamente de la desaparecida ciudad hispánica que numerosos investigadores habían buscado infructuosamente hasta ese momento.
     En 1958 dio a conocer esta importante noticia al público a través de artículos publicados en el Diario “El territorio” de Resistencia y “La Prensa” de Buenos Aires. Como resultado de sus investigaciones publicó numerosos artículos periodísticos y fue el primero en difundir la historia del Chaco a través de un extenso ciclo de audiciones radiales en la recordada emisora “L.T.5 Radio Chaco”.
 
Plano de las Ruinas del Km. 75
estudiadas por Mons. José Alumni
Su obra histórica
    Escribió varias obras donde volcó sus investigaciones sobre la historia chaqueña. Su primer trabajo fue “San Fernando del Río Negro”, publicado en la Revista “Estudios”en 1942.  En 1948 dio a conocer “Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de La Cangayé”; dos años después publicó “San Fernando del Río Negro – De San Fernando a la Resistencia”, con el auspicio del Museo Municipal y conjuntamente con los historiadores Carlos López Piacentini y Seferino Geraldi. Después vino su obra de mayor alcance: “El Chaco, figuras y hechos de su pasado” que apareció en 1951. Allí resumió la mayor parte de sus estudios históricos que abarcaban desde los comienzos de la penetración hispánica en nuestra región hasta la organización del Territorio nacional del Chaco. En este libro Monseñor Alumni describió en forma pormenorizada las diversas expediciones españolas que intentaron colonizar al Chaco entre los siglos XVI y XVIII. Además exaltó el sacrificio de los padres misioneros que se adentraron en las espesas selvas chaqueña y afrontaron todo tipo de peligros para catequizar y evangelizar a los pueblos originarios de la región
    De parecido valor fue su libro “La ciudad de Resistencia. Apuntes Históricos” editado en 1958, y como el autor lo expresa en su Proemio, dedicado especialmente a los maestros y alumnos del Chaco.  Este libro es una síntesis de todas las expediciones militares que en el Siglo XIX penetraron en esta región para someter a las tribus guerreras y cimentar la colonización. Todas estas obras reflejan no sólo la enorme erudición de su autor, sino su deseo de llegar a un público de todos los niveles, con una prosa llana y sencilla, cargada de enseñanzas morales a través de la semblanza de todos aquellos que se adentraron en nuestra vasta geografía para colonizarla  e incorporarla a la vida nacional.

"Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de
la Cangayé". Obra histórica de Monseñor José
Alumni.

Estudioso y docente ejemplar.
     Investigador minucioso y documentado, poseedor de una vasta cultura reflejada en la valiosa biblioteca que poseyó, parte de la cual se encuentra hoy en la Biblioteca Central “Leopoldo Herrera” de Resistencia. Por sus destacados méritos fue designado Miembro Correspondiente de la Junta de Estudios Históricos y Geográficos de la Provincia de Corrientes y también Miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Integró además el Instituto Popular de estudios Chaqueños y la Comisión Provincial de Monumentos y Lugares Históricos. Fue un celoso custodio de nuestro patrimonio documental, y por ese motivo dio vida y organizó al Archivo Histórico de la Provincia del Chaco, creado por Decreto 2318 del 31 de Octubre de 1954, el cual hoy lleva su nombre como justo homenaje a quien fuera su Director-Fundador.
    Además de su inquietud como investigador fue dueño de un elevado espíritu docente, pues sus conocimientos no los volcó sólo en sus libros, sino que pronunció numerosas conferencias, escribió artículos periodísticos y fue el primero –como ya señalamos- que inició la difusión radiofónica de la historia regional mediante un programa destinado al gran público.


Vasija hispano-indígena encontrada en las
Ruinas del Km. 75 y estudiada por Mons. Alumni

El mejor reconocimiento a su labor.
    Quizás el mayor homenaje a su obra proviene de estos conceptos del Obispo Monseñor de Carlo, vertidos en las “Palabras Liminares” para el libro “El Chaco Figuras y Hechos de su pasado”:
    “Mons. Alumni ha trabajado con espíritu crítico sobre la producción histórica referente al Chaco y ha investigado en los archivos, descubriendo una información documental e inédita, que entrega al lector para su conocimiento.” (…) “El conocimiento de nuestra tradición rechazará la utopía de querer comenzar la historia del Chaco en un cercano ayer, velando la verdadera fisonomía del Territorio y adulterando o encubriendo los hechos, que determinaron nuestro presente progresista.”(…) “Los estudiosos de nuestra historia encontrarán en estas páginas nuevas y seguras rutas para sus trabajos de investigación y todos hallaremos en esta relación histórica el conocimiento aleccionador del subsuelo cristiano y heroico de este Chaco, que es tan caro a nuestro corazón”.
     Elevados conceptos de esta personalidad ilustre de nuestra historia religiosa, que deben haber alegrado profundamente el corazón de Monseñor Alumni, pues lo consideraba su maestro y mentor en sus estudios históricos.
     La extraordinaria obra pastoral e histórica de Monseñor Alumni se vio interrumpida por una larga dolencia que lo alejó por muchos años de toda actividad, hasta su muerte el 17 de Agosto de 1963 en la ciudad de Buenos Aires.
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 (Trabajo publicado en la Antología 2016 de la Sociedad Argentina de Escritores - Filial Chaco)
   
    

viernes, 1 de diciembre de 2017

RECUPERACIÓN DE LA ISLA DEL CERRITO - CHACO

                                                                                       Ubicación geográfica.

Resultado de imagen para Isla del Cerrito
Museo Histórico de El Cerrito con testimonios de la Guerra
de la Triple Alianza
 La Isla del Cerrito es la más importante y más extensa del litoral chaqueño.  Esta ubicada en la desembocadura del Río Paraguay sobre el Río Paraná, y separada de la costa chaqueña por el Río Ancho o Atajo que se desprende del Río Paraguay y desemboca en el Paraná, después de un recorrido irregular que otorga a la isla su particular conformación. Su nombre deriva de una elevación de unos 18 a 20 metros sobre el nivel del río, producida por una afloración de roca arenisca ubicada en la parte Norte de la isla, perteneciente al Terciario Superior. Actualmente es una Reserva Provincial y asiento de un municipio que integra el Departamento Bermejo. Constituye un importante centro turístico donde se lleva a cabo anualmente en el mes de Septiembre el certamen de la Pesca del Dorado.




Posición estratégica de la Isla.
    

     Durante la Guerra de la Triple Alianza que enfrentó entre los años 1865 a 1870 a Argentina, Brasil y Uruguay coaligadas contra el Paraguay, la Isla del Cerrito representó un enclave estratégico antes, durante y después de ese sangriento conflicto. Su posición en la desembocadura del Río Paraguay permitió a los aliados controlar la navegación de ese río por la escuadra paraguaya. El Imperio del Brasil que poseía la escuadra más poderosa de la época la ocupó en el segundo año del conflicto e instaló allí un hospital y un arsenal de guerra.
   Al iniciarse el avance de las tropas aliadas sobre territorio paraguayo, en abril de 1866, una parte de las tropas brasileñas y uruguayas se instalaron en El Cerrito. Por su parte el Presidente paraguayo, Mariscal Francisco Solano López, mandó instalar un campamento militar en Itapirú, situado frente a El Cerrito. Desde allí ordenó un cañoneo sobre la isla ocasionando varias bajas en las filas aliadas.
   El avance del grueso del Ejército Aliado al mando del General Bartolomé Mitre obligó al Mariscal López a abandonar Itapirú con sus fuerzas y retirarse hacia el Norte a través del Chaco. Las fuerzas aliadas destacadas en El Cerrito fueron embarcadas y remontaron el Río Paraguay para participar en la sangrienta batalla de Curuzú el 6 de Septiembre de 1866 que fue favorable a los aliados.

Campamento Aliado durante la Guerra del Paraguay

Permanencia de la ocupación brasileña en El Cerrito.
    Concluida la guerra en 1870 el Imperio del Brasil se mantuvo en posesión de la Isla del Cerrito, pese a las reiteradas protestas del Gobierno Argentino que reclamó enérgicamente su devolución. El argumento esgrimido por la Cancillería Brasileña era que aún no estaba resuelta la cuestión de límites con el Paraguay y por lo tanto no estaba definida su situación jurisdiccional. El verdadero motivo era de orden estratégico-militar, pues en caso de un conflicto armado entre Argentina y Paraguay por la posesión del Chaco, las fuerzas imperiales estaban en situación de entorpecer cualquier avance de naves de guerra argentinas por el Río Paraguay.
   Finalmente el tratado de límites firmado entre Argentina y Paraguay el 3 de Febrero de 1876, estableció en el Río Pilcomayo la frontera entre ambas naciones, sometió al arbitraje del Presidente de los Estados Unidos la posesión de Villa Occidental y el territorio adyacente en el Chaco Boreal, y resolvió que la Isla del Atajo o Cerrito pertenecía al dominio de la República Argentina. Frente a una nueva reclamación del Gobierno Argentino, el Brasil procedió a desalojar la guarnición y desmantelar todas las fortificaciones que mantenía en el Cerrito, en el mes de Junio de 1876.

El Cerrito tierra arrasada.
    En cumplimiento de instrucciones del Gobierno Nacional, el Gobernador del Chaco Napoleón Uriburu, ordenó al Jefe Político del Chaco con asiento en la Colonia Resistencia  Aurelio Díaz que se trasladase a la Isla del Cerrito a fin de coordinar la desocupación y entrega de la Isla por parte de las fuerzas brasileñas acantonadas allí. El jefe de la guarnición brasileña desconoció la representación que investía el Jefe Político del Chaco y lo obligó a reembarcarse rumbo a Corrientes. En su corta permanencia en la isla Díaz fue testigo de las agresiones y abusos que las fuerzas de ocupación cometían contra la población civil y así lo comunicó al Gobernador del Chaco y éste al Ministerio del Interior.
   Ante nuevas reclamaciones del Gobierno Argentino, el Gobierno Imperial debió considerar que al aceptar Paraguay la jurisdicción argentina sobre El Cerrito mediante el Tratado de Límites, ya no tenía sentido ni servía a sus intereses la permanencia de sus tropas en la Isla. Así es como en Julio de 1876 el Comandante de la Escuadra Imperial brasileña comunicó al Capitán del Puerto de Corrientes que ya no ejercía jurisdicción alguna sobre ese punto.
   Cuando el Jefe Político del Chaco Aurelio Díaz al mando de un piquete de soldados argentinos volvió a la isla el 5 de Agosto para ocuparla efectivamente, se encontró ante un panorama desolador. La guarnición  brasileña en su retirada no se había limitado a desmantelar las instalaciones militares sino que numerosas viviendas de la población civil habían sido destruidas, y  el asta-bandera cortada para evitar que fuera enarbolada la bandera argentina. Esta actitud revela el disgusto con que las autoridades brasileñas tuvieron que asumir la obligación de restituir la Isla del Cerrito al dominio argentino, que por derechos históricos y geográficos le correspondía.


Fuerzas paraguayas atacan a la Isla del Cerrito en la Guerra
del Paraguay. Cuadro de autor anónimo existente en el Museo
Histórico Nacioanal. 

Acto oficial de toma de posesión.
    El Gobierno Argentino resolvió dar al acto de toma de posesión de la Isla del Cerrito toda la solemnidad e importancia que el hecho requería. El Comandante Luis Jorge Fontana Secretario de la Gobernación del Chaco, solicitó al gobierno el envío de una bandera argentina para ser enarbolada en El Cerrito. De este modo Fontana, cuya vinculación con El Cerrito sería muy estrecha en el campo de la ciencia, trajo la primera enseña nacional que se enarboló en la Isla del Cerrito.
    En cumplimiento de un decreto del Presidente Avellaneda el Gobernador Napoleón Uriburu convocó para el acto de toma de posesión oficial de la isla al Ministro Plenipotenciario en el Paraguay Dr. Manuel Derqui, al Gobernador de Corrientes José Luis Madariaga y a sus ministros, a funcionarios de la Gobernación del Chaco, a numerosas personalidades políticas de la vecina provincia, a empresarios radicados en el paraje San Fernando donde ya se había trazado la Colonia “Resistencia”, y a los pobladores de la isla que habían sufrido los atropellos de las fuerzas ocupantes.
     El 8 de Septiembre de 1876 se cumplió este acto trascendental en el marco de una numerosa concurrencia que había cruzado el Río Paraná desde Paso de la Patria en varias embarcaciones. En tal ocasión se labró un Acta que en su parte principal expresa:
    “A los ocho días del mes de septiembre de mil ochocientos setenta y seis, S.S. el Señor Gobernador de los Territorios del Chaco, Teniente Coronel Napoleón Uriburu, en cumplimiento del Decreto del ocho de Agosto ppdo., y acompañado por S.E. el Señor Ministro Argentino en la República del Paraguay, Dr. Manuel Derqui, S. E. el Señor Gobernador de la Pvcia. De Corrientes D. José Luis Madariaga, sus ministros y demás personas invitadas a este acto y que al final suscriben este acto, tomo posesión formal de la Isla del Cerrito.”
    Este documento fue rubricado por ciento once personalidades presentes en la ceremonia, entre los que figuran varios obrajeros del paraje San Fernando.

Isla  del Cerrito capital del Chaco.
   Después de este acto el Gobernador Uriburu viajó a Buenos Aires con la finalidad de renunciar a su cargo. Previamente dejó expresas instrucciones a su Secretario Luis Jorge Fontana, quien quedó a cargo de la Gobernación, de trasladar la sede de la misma a la Isla del Cerrito. Los motivos y ventajas de esta medida los expresó el propio Fontana en un informe al Ministerio del Interior: facilitar una rápida comunicación con el Gobierno Nacional, otorgar importancia a un lugar de valor estratégico y centralizar la atención y vigilancia de las poblaciones situadas en la costa chaqueña entre San Fernando y Villa Occidental, en el Chaco Paraguayo.
   Fontana pudo cumplir ese cometido recién el 1ro. de Noviembre, fecha en que trasladó el personal y el mobiliario de la Gobernación, desde Villa Occidental a la Isla del Cerrito, a bordo de los vapores “El Resguardo” e “Inca”. También transportó los elementos del Hospital Militar y un conjunto de muebles y útiles para la fundación de una escuela y los ornamentos para una capilla que pensaba erigir en el sitio. Estos últimos proyectos no los pudo realizar enteramente por el corto tiempo que permaneció la sede gubernativa en el lugar.
    Fue muy breve la permanencia de la Isla del Cerrito como capital de la Gobernación del Chaco, pues el nuevo Gobernador Coronel Pantaleón Gómez, designado en reemplazo de Uriburu, ordenó a Fontana que trasladase nuevamente la sede del gobierno territorial a Villa Occidental en Febrero de 1877.
Capilla histórica de la Isla del Cerrito. Óleo del autor.
    No obstante esto, en la isla permaneció por varios años una guarnición militar con una batería a cargo de una Comandancia y una pequeña capilla, además de una reducida población que se albergaba en unos sesenta ranchos, según el testimonio del propio Luis Jorge Fontana en su obra “El Gran Chaco” publicada en 1881. Cuando el Gobernador Pantaleón Gómez creó la Primera Compañía de Gendarmes del Chaco en 1877, un destacamento de esa fuerza tuvo su cuartel en El Cerrito, demostrando con ello que la isla seguía siendo considerada un punto estratégico para la defensa de nuestra frontera.
   De este modo la Isla del Cerrito cumplió un papel importante durante el conflicto con el Paraguay, fue una pieza clave de negociación en los tratados de límites internacionales de nuestro país, y es el único territorio argentino que volvió a nuestra soberanía después de soportar una prolongada ocupación por una potencia extranjera.

(Artículo publicado en la Antología de la Sociedad Argentina de Escritores – Filial Chaco, Año 2017)
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martes, 28 de noviembre de 2017

NAVEGACIÓN DE LOS RÍOS BERMEJO Y PILCOMAYO

Primeros intentos de navegación.


   Al comienzo de la Conquista del Río de la Plata por los españoles en el Siglo XVI, los navegantes Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer quienes avistaron los Ríos Bermejo y Pilcomayo en su exploración del río Paraná y del río Paraguay, entrevieron la posibilidad de utilizarlos como vía de penetración hacia el Perú para apoderarse de sus legendarias riquezas. Cuando se inició la ocupación de nuestro actual territorio en la segunda mitad de dicho siglo, los conquistadores del Tucumán y del Paraguay alentaron su exploración y navegación, como la forma más segura de establecer una comunicación segura entre ambas regiones. La fundación de las ciudades de Guadalcázar  y de Concepción del Bermejo, tuvieron también ese objetivo.
Ubicación de los ríos Bermejo y Pilcomayo en el Gran Chaco.


    A mediados del Siglo XVI diversas expediciones avistaron al Río Pilcomayo o lo exploraron en algunos de sus tramos, como fueron las expediciones de Nuflo de Chavez desde el Paraguay y Andrés Manso por orden del Virrey del Perú. Este fue el primero en explorar los llanos que después llevaron su nombre y llegar al río que también recibió el nombre de Araguay. Manso es considerado el descubridor del río Pilcomayo por esta expedición. Ambos conquistadores disputaron sobre sus respectivos derechos a las tierras bañadas por este río, y Manso terminó siendo apresado por Chavez.

    Recién en la primera mitad del Siglo XVIII la Compañía de Jesús concibe un proyecto para navegar el Río Pilcomayo, con el doble propósito de encontrar una comunicación con las misiones de Chiquitos situadas al Norte del Chaco Boreal y de facilitar la evangelización de los aborígenes de esa extensa zona de la región chaqueña.  Una expedición integrada por los misioneros Felipe Suárez y Agustín Castañares debían partir de las nacientes del Pilcomayo y descender por él hasta el sitio convenido. Otra expedición, integrada por el Padre Antonio Montijo y por fuerzas militares de apoyo debía efectuar un relevamiento topográfico. El tercer grupo estaba encabezado por el Padre Gabriel Patiño y debía penetrar por la desembocadura del Pilcomayo en el Río Paraguay. 

     El único grupo expedicionario que logró su objetivo fue el que salió de Asunción el 14 de Agosto de 1721 al mando del Padre Patiño, pues las otras expediciones no pudieron localizar el río. Patiño realizó una prolija descripción del curso del río, de las poblaciones aborígenes que habitaban sus riberas, de la flora y la fauna, y pudo comprobar las dificultades que planteaba para su navegación. También pudo constatar la presencia de cultivos de algodón, maíz, zapallo y otras legumbres, realizados por las tribus chaquenses de esa región. El diario de Patiño contiene descripciones etnográficas, hidrológicas y fitogeográficas, que fueron las primeras referencias que se registraron de esa zona bañada por el río Pilcomayo. Al surgir desinteligencias con los aborígenes, la expedición tuvo que retroceder y volver a su punto de partida.

La navegación del Bermejo.
Caciques abipones del Chaco según M. Dobrizhoffer

    La primera tentativa de navegar el Bermejo fue realizada en la segunda mitad del Siglo XVIII por el vecino de Salta de origen peruano,  Coronel Adrián Fernández Cornejo, con el objeto de inaugurar una comunicación fluvial para favorecer el tráfico comercial entre la Gobernación del Tucumán y las ciudades del Litoral. Los intereses económicos y no los fines de evangelización fueron predominantes en este caso. Este siglo se caracterizó por la repercusión en América del nuevo concepto que el Rey Borbón Carlos III de España había aplicado para todos sus dominios dentro de lo que se denominó "Despotismo Ilustrado". Hacer rendir económicamente a las Indias era su objetivo principal, y la empresa de Cornejo estaba a tono con esa política. 

    Por eso, el emprendedor vecino de Salta obtuvo el permiso del Virrey Vértiz del Río de la Plata para efectuar la empresa en 1780. Se instaló en la Reducción de San Ignacio de Tobas sobre el Río de Ledesma y construyó allí una embarcación con dos canoas. Desde el río de Ledesma, tributario del Bermejo, partió el 5 de Agosto, acompañado de Fray Francisco de Morillo y del abogado de la Audiencia de La Plata, Sánchez de Velazco. Iban además un intérprete de lenguas indígenas, un práctico y 15 tripulantes. Dificultades como la falta de víveres, las enfermedades de la tripulación y una encalladura, le impidieron llegar al Bermejo y lo obligaron a abandonar la empresa.



Misionero evangelizando a los aborígenes del Chaco

La empresa de Francisco Morillo.

     Mejor suerte tuvo Fray Francisco de Morillo, quien había conseguido víveres en la Reducción del Valle del Centa y que procuró, sin conseguirlo, persuadir a Cornejo a continuar con la expedición. Con una parte de los hombres de Cornejo inició una nueva expedición desde el Río Grande de Jujuy en Noviembre de 1780. En esa época estaba en pleno Chaco la Expedición Reduccional de Francisco Gabino Arias, quien por mandato del Rey Carlos III tenía el propósito de fundar las reducciones para tobas y mocobíes sobre las riberas del Bermejo Medio. Morillo descendió con su expedición por el Río Bermejo, desde la desembocadura del Río de Tarija, y tomó contacto con numerosas tribus, pertenecientes a los pueblos de mataguayos, chunupíes, matacos (wichi), malbaláes, sinipíes, atalal láes y tobas (qom).

     En la tarde del 1ro. de Diciembre de 1780 la expedición de Morillo arribó a la Reducción de San Bernardo el Vértiz, recientemente fundada, situada sobre el Bermejo cerca de la confluencia con el Río Teuco. Allí pudo entrevistar a su fundador, Francisco Gabino Arias y a su pedido, adoctrinó a los aborígenes. Luego, el día 26 de Enero, asistió a la bendición de la Iglesia de la otra Reducción situada más abajo del río denominada: Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de la Cangayé, pronunciando el sermón de circunstancia.

Francisco Gabino Arias
Fundador de las Reducciones del Bermejo.
      El día 9 de febrero Morillo reinició la navegación del Bermejo rumbo a su desembocadura en el Río Paraguay. En esta oportunidad lo acompañaban el Coronel Arias y varios caciques. Siete días después arribaba a la boca del Bermejo y de allí tomó rumbo a la ciudad de Corrientes, donde llegó el día 22. Lo esperaba una gran recepción de autoridades y vecinos, y un solemne "Te Deum" en la iglesia Matriz de la ciudad, como muestra del beneplácito que causaba esta verdadera proeza.




       De este modo, Fray Francisco Morillo fue el primero en demostrar la navegabilidad del Río Bermejo por embarcaciones de poco calado, y al mismo tiempo marcar el rumbo a otras expediciones que le seguirían. El viejo sueño de los conquistadores de unir la Gobernación del Tucumán con el Litoral mediante una ruta fluvial estaba cumplido. Pero también demostró esta empresa la viabilidad de tratar de un modo pacífico con las tribus que poblaban las riberas del Bermejo e intentar su evangelización. La empresa exitosa de Morillo tendría repercusiones, no sólo durante el período final de la dominación española en el Río de la Plata y Tucumán, sino también durante el Siglo XIX , ya en la época independiente.

La empresa comercial de Fernández Cornejo.

      Adrián Fernández Cornejo buscó reivindicarse de su fracaso anterior e intentó, con el aliento dado por el Virrey del Río de la Plata Nicolás de Arredondo, concluir con éxito una nueva navegación del Río Bermejo. Esta vez fue más previsor, mandó construir las embarcaciones que utilizaría en su empresa, acopió suficiente cantidad de víveres en la ciudad de Salta y contrató allí mismo al personal idóneo y a 26 soldados que le acompañarían en la expedición. Iban con él sus hijos Juan José y Antonio, los doctores Lorenzo Villafañe y Lorenzo Doncel de Villena, y el intérprete Juan José de Acevedo.

     A diferencia de la expedición de Morillo, su objetivo no fue solamente la exploración y comprobar la navegación del Bermejo, sino inaugurar un comercio regular por vía fluvial con las ciudades de Corrientes, Santa Fe y Buenos Aires. A esto unía un plan de colonización del Chaco con la fundación de una cadena de fuertes sobre el río, la evangelización de los aborígenes mediante  nuevas reducciones, y la explotación de las ricas maderas ribereñas para la construcción de navíos. Cornejo proyectaba además abrir mercados para la yerba del Paraguay en las provincia del Tucumán y traer la plata altoperuana para ser comercializada en el Litoral. Este proyecto era consistente con el propósito virreinal de incorporar efectivamente estas tierras al dominio del Rey de España.

     Cornejo inició su expedición desde las Juntas del Rio de Centa con el Bermejo el 27 de Junio de 1790. En esta primera parte de la navegación tuvo que afrontar numerosas dificultades por la caídas que presentaban su curso, los numerosos raigones y peñascos que obstaculizaban su marcha y por la pérdida de una de las embarcaciones con muchos víveres.  Sin embargo pudo tomar contacto con numerosas tribus e intercambiar tabaco por carneros, pescados y vasijas, especialmente con los mataguayos y los malbaláes, quienes ya habían hechos las paces con la anterior expedición reduccional de Gabino Arias. Con otras tribus más guerreras tuvo que librar cruentos combates con su saldo de muertos y heridos por ambas partes.

El Río Bermejo a su paso por la llanura chaqueña

     El día 5 de Agosto arribó a la Reducción de La Cangayé, previo paso por la Reducción de San Bernardo el Vértiz, las cuales habían sido fundadas por Gabino Arias. Allí se encontró con el Padre Lorenzo Suárez de Cantillana, de muy avanzada edad, que cumplía una esforzada labor de evangelización entre los aborígenes del Chaco. Después de celebrar una misa en la capilla de la Reducción, continuó su navegación acompañado de de un cacique toba y otro mocoví, como guías y para evitar nuevos enfrentamientos en el viaje. Otra alternativa del viaje que quedó reflejado en el Diario de la Expedición, fue que al pasar por una senda que se internaba en la espesura, supo por boca de uno de los caciques, que era el camino que llevaba a una gran laguna junto a la cual se encontraban las ruinas de la antigua ciudad de Concepción del Bermejo destruida por los aborígenes. Finalmente el día 20 de agosto arribaron a la desembocadura del Bermejo en el Río Paraguay, cumpliendo así con su objetivo principal.

    A pesar del éxito de la empresa, Cornejo no pudo ver cristalizados sus ambiciosos proyectos, pues el Gobierno Virreinal no supo evaluar las ventajas que podrían resultar de la apertura de la vía fluvial del Bermejo. El Virrey Arredondo, si bien consultó con los Tenientes de Gobernador de las ciudades de Asunción, Santa Fe y Salta, no avanzó con medidas concretas para adelantar los fuertes sobre dicho río. Tampoco pudo Cornejo disfrutar de celebridad alguna ni reconocimiento oficial, a pesar de la importancia de su navegación. El Diario de la expedición con sus valiosos datos, fue entregado al Auditor de Guerra, quien no tuvo otra idea que enviarlo al archivo. Como dice el historiador y documentalista Pedro de Ángelis: "...sin honrar siquiera con una expresión benévola el mérito del que había demostrado la posibilidad de navegar el Bermejo".

BIBLIOGRAFÍA:

ALTAMIRANO, M., SBARDELLA, C. Y DELLAMEA DE PRIETO, A. Historia del Chaco. 2a.         Edic. Resistencia, Cosmos, 1994.

ARENALES, Jose I. Noticias históricas y descriptivas sobre el gran país del Chaco y Río Bermejo.          Buenos Aires, 1833.

DE ÁNGELIS, Pedro. Colección de Obras y Documentos, T. VI. Buenos Aires, Plus Ultra, 1970.

LEONI, Carlos U. El Río Pilcomayo. La contaminación y otros problemas. Resistencia,                            Subsecretaría  de Cultura de la Provincia del Chaco, 2001.

MAEDER, Ernesto J. Historia del Chaco, 2a. Edic., Resistencia, Contexto, 2006.
                                                        

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jueves, 23 de noviembre de 2017

LA CULTURA EN EL TERRITORIO NACIONAL DEL CHACO

Los pioneros.

Escultura en madera de Juan de Dios Mena
   El despertar cultural del Chaco se inicia en la etapa territoriana cuando empieza a hacerse sentir el resultado de la labor de varias instituciones educativas como la Escuela Normal Sarmiento desde su fundación en 1910 y de la prédica periodística de los primeros órganos de importancia, como “El Colono” desde 1909, “La Voz del Chaco” desde 1914, el diario “El Territorio” en 1919 y la revista “Estampa Chaqueña” desde 1929, entre otras publicaciones. Allí comienzan a manifestar sus inquietudes intelectuales y artísticas los primeros escritores, ensayistas, poetas y novelistas, y los primeros artistas plásticos de la región. Estos pioneros de la historia cultural del Chaco en los inicios de su vida territorial tuvieron el mérito de sacudir la modorra lugareña y  despertar a sus habitantes a la experiencia de las realizaciones espirituales y enseñarles a valorar la propia gesta que estaban protagonizando, en su lucha cotidiana por arrancar a la tierra sus riquezas y a entender el lenguaje de la naturaleza agreste que los rodeaba.

 Primeras instituciones y actores culturales

   En estos años que precedieron a la década del 30, también surgieron las primeras instituciones o  ámbitos donde se representaron las primeras obras teatrales, y los pintores y dibujantes pudieron exponer al público sus obras.  Tales fueron el “Teatro Edén”, el cual funcionó en el patio del Hotel “Europa” y el bar “Olimpo” anexo al teatro homónimo, el cual ya en la década del 20 cobijó las tertulias de un grupo de inquietas personalidades que buscara, en las vías del arte y la literatura, un vehículo para sus expresiones espirituales. Entre los que allí se congregaban se contaban José Mayor, quien bajo el seudónimo de “Saporiti” publicaba sus dibujos humorísticos y sus caricaturas; Juan de Dios Mena, quien procedente de la Pvcia. de Santa Fe llegó al Chaco en esos años se expresaba poéticamente y también a través de sus tallas que retrataban a personajes típicos de nuestra región; Crisanto Domínguez, escultor y tallista oriundo de Las Palmas, quien también en años posteriores incursionó en la literatura regional con sus obras: “Rebelión en la Selva” y “Tanino”, ambas de fuerte contenido social; Juan Ramón Lestani, descendiente de los primeros inmigrantes, inquieto y polémico analista de la realidad local, autor de algunas obras emblemáticas de este período, como “El Territorio Nacional del Chaco. Oro y miseria”, “Por los caminos del Chaco” y “Unidad y conciencia”, entre otras. Allí volcó sus convicciones políticas y sociales y expuso las carencias de una sociedad que crecía sin atender a aquellos valores espirituales que debían ser fundamentales en la formación del hombre chaqueño.
     Hacia 1933 arriban al Chaco un grupo de profesionales desde la Capital Federal quienes se incorporan como funcionarios y técnicos  de la administración territorial de José C. Castells, a quienes se agregan otros atraídos por las perspectivas que comenzaba a ofrecer el Territorio para el progreso personal. Así se dieron las condiciones para el surgimiento de nuevas entidades culturales, como la Sociedad Científica del Gran Chaco, constituida en 1936, y en cuyo seno se destacaron los Doctores Alberto Torres, Julio Olazábal y Cecilio Romaña, el entomólogo Pedro Denier, el veterinario Luis Marpegán, y el Dr. Julián Acosta entre otros. Les correspondió a estos inquietos estudiosos la misión de dar vida a las primeras conferencias científicas del territorio, sobre temas de nuestra región.

                                                                      La “Peña de los bagres”

"Autorretrato" Óleo de Alfredo P'rtile. Destacado
plástico chaqueño
      Casi simultáneamente con esta institución surgió en torno a la eficaz convocatoria del Dr. Alberto Torres la “Peña de los Bagres”, informal tertulia de poetas, escritores, pintores, escultores, cantantes, músicos y médicos, que se reunía en el Restorán “Chanta Cuatro”, ubicado en la intersección de las actuales calles Perón y Dónovan. Allí se polemizaba sobre las corrientes literarias o artísticas en boga, se recitaban poemas, se leían cuentos o fragmentos de novelas, o se invitaba a participar a figuras de la cultura de relieve nacional. En torno a las mesas de esta singular cofradía se reunían, aparte de su mentor Torres, el Dr. Cecilio Romaña y otros colegas de la Sociedad Científica, el tallista y poeta Juan de Dios Mena, el pintor Alfredo Pértile, el escultor Crisanto Domínguez, los escritores Gaspar L. Benavento y Juan Ramón Lestani y muchos otros que se destacaban en el ambiente intelectual y artístico de Resistenci


El Ateneo del Chaco.
     Pero esta peña, que no tuvo nunca una existencia formal, pero sí muy real y ruidosa, alentó y dio vida a otras expresiones del mundo artístico e intelectual del ámbito resistenciano, como lo fue la constitución del Ateneo del Chaco en 1938, cuya idea matriz surgió precisamente entre los contertulios de la Peña de los Bagres. La Comisión provisoria de esta institución estuvo a cargo del escritor Horacio Rivero Sosa y en su primer acto público el 15 de Octubre de 1938 el Dr. Alberto Torres fundamentó su creación con estos conceptos que aún hoy conservan su plena vigencia: “…el Ateneo del Chaco se presenta a ocupar un terreno baldío y se lanza a la búsqueda del paisaje chaqueño, dividido en dos grandes secciones: una de artes y otra de ciencias, con valores positivos como supervisores en cada una de ellas (…) Para que `Hacer Chaco` no sea la expresión de un acto fenicio o de una intención sin contenido, será indispensable que se busque la manera de sostener a los artistas y a los hombres de ciencia, los únicos que ensanchan el horizonte, le dan contenido, lo pueblan de héroes, de leyendas, de santos.”
      También bajo el influjo del impulso dado por el Ateneo a las distintas manifestaciones culturales y por obra de personalidades salidas de su seno, surgieron otras entidades culturales, entre las cuales se cuenta nuestra institución: la filial Chaco de la Sociedad Argentina de Escritores, surgida por iniciativa de Horacio Rivero Sosa, Juan Ramón Lestani, Juan de Dios Mena y Gaspar L. Benavento en el año 1942.
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"Tanino"y "Rebelión en la Selva", obras de Crisanto
Domínguez




El Fogón de los Arrieros y otras entidades culturales.
         Casi como una continuidad de las reuniones de la Peña de los Bagres surgió en 1944 el Fogón de los Arrieros, cuando las tertulias del Chanta Cuatro se mudaron al domicilio de Aldo Boglietti en la calle Brown casi Pellegrini. En ese lugar de se dio cita un variado grupo de intelectuales, artistas y bohemios, que encontraban allí un ámbito informal para exponer sus ideas u ocurrencias. El Fogón fue la referencia obligada de todos los artistas, intelectuales y científicos que arribaban al Chaco y que a su partida dejaban algún recuerdo de su paso por la institución: un objeto de su propiedad, un cuadro, una foto, un poema, etc. Formándose con el tiempo un singular “museo” que se exhibe en sus instalaciones.
El Fogón de los Arrieros una de las principales
instituciones culturales de Resistencia
        Así se gestó y se nutrió una parte importante de la vida cultural del Chaco, alimentada también de manera sustancial en esos años del Territorio Nacional del Chaco por las instituciones educativas más destacadas, como lo fueron la Escuela Normal, el Colegio Nacional y la Universidad Popular. La  labor de difusión de las expresiones autóctonas estuvo a cargo de la Peña Nativa Martín Fierro, que impulsó la formación de conjuntos musicales y de danzas folklóricas de gran prestigio en todo el país. La tarea formativa de la Iglesia Católica mediante sus principales instituciones educadoras se extendió a todos los  puntos principales del territorio chaqueño. La Iglesia realizó un importante aporte a nuestra cultura cuando dio vida a los “Cursos de Cultura Católica” impulsados por el Obispo Monseñor Nicolás de Carlo, que congregó a numerosos inscriptos y constituyeron los primeros estudios superiores en el Chaco. También debemos destacar los estudios pioneros de historia  y arqueología regional a cargo de Monseñor José Alumni, realizados también con el patrocinio de Monseñor de Carlo.

BIBLIOGRAFÍA.

ALTAMIRANO, M., SBARDELLA, C. Y DELLAMEA DE PRIETO, A. Historia del          
      Chaco. Resistencia, 2ª. Edic. Resistencia, Cosmos, 1994.
GÓMEZ LESTANI, Eduardo. Perfil cultural del Chaco y Formosa. Diccionario
      Enciclopédico Regional. Buenos Aires, Creditorial Universitaria, 1979.
LEONI DE ROSCIANI, María Silvia. La conformación del campo cultural chaqueño.
      Corrientes, 2008.
MIRANDA, Guido. Fulgor del Desierto Verde. (1925-1947). Resistencia, Región, 1985.

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martes, 21 de noviembre de 2017

LIBRO: "EL SOL DE LA INDEPENDENCIA"

Obra publicada por la Editorial Contexto en Junio de 2016.
Autor: Prof. Marcos A. Altamirano.



     Cuando Hispanoamérica salió en la búsqueda de su emancipación a principios del siglo XIX, sus líderes procuraron también identificarse y diferenciarse del tronco común ibérico para inaugurar nuevas identidades en el vasto escenario en que les tocó actuar. Nacieron así los distintivos, las enseñas, los himnos, los que si en un principio reflejaron o pretendieron representar a todo el movimiento emancipador, no tardaron en diversificarse según los distintos escenarios de la geografía continental, donde los diversos proyectos independentistas iban alcanzando sus objetivos.
     Abordar la historia de estos símbolos significa también acercarse a la comprensión de cómo fueron definiéndose las nacionalidades hispanoamericanas, a despecho de los ambiciosos proyectos políticos que, como los de San Martín y Bolívar, intentaron reunir a todos los pueblos de América en una sola y poderosa nación.
     Y el hecho de que todos los pueblos de Hispanoamérica hayan compartido en su momento ese objetivo común de libertad frente al dominio español, que sus movimientos revolucionarios se hayan iniciado casi al unísono y por las mismas causas, hizo que los símbolos mediante los cuales se expresaron, tuvieran muchas similitudes y hasta un “aire de familia”, que es una de las singularidades del movimiento emancipador hispanoamericano.
      Al abordar el estudio de uno de los rasgos más característicos de nuestra simbología histórica, como es la del Sol y la de su origen incaico, nos ha sorprendido no sólo su antigüedad en nuestra tradición cultural, sino la serie de proyectos políticos de largo alcance vinculados a su representación, que tuvieron desarrollo a lo largo del proceso revolucionario. En otras palabras, su estudio si bien corresponde a la Heráldica (estudio de los escudos y de los blasones) y a la Vexilología (estudio de las banderas y de los estandartes), trasciende el campo de estas disciplinas y se interna en el complejo proceso de la formación de las naciones y de los estados de Hispanoamérica.


ORIGEN DEL NOMBRE "RESISTENCIA" CAPITAL DEL CHACO

Población en el paraje "San Fernando"


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Exploradores del Chaco con caciques aborígenes en el Siglo XIX
    Hacia 1870 el Chaco era una vasta región situada al Norte de la Argentina prácticamente desconocida y poblada por numerosos pueblos aborígenes que desde la época hispánica resistían fieramente la presencia del hombre blanco. Sin embargo, las ricas maderas de sus bosques atraían a muchos empresarios, quienes partiendo desde las provincias limítrofes se establecían en la costa de los ríos y fundaban obrajes con la participación de la mano de obra indígena y de peones criollos. Uno de estos centros de explotación forestal era el que se formó en las cercanías del Paraje "San Fernando", llamado así porque entre 1750 y 1767 había sido el asiento de la reducción jesuítica de San Fernando del Río Negro, situado en la costa chaqueña a unos ocho kilómetros del Río Paraná frente a la ciudad de Corrientes.

       A ese lugar llegó en ese mismo año el Coronel Napoleón Uriburu al frente de una expedición del Ejército Argentino, con el Regimiento "Nueva Creación", que había partido de Salta en misión exploratoria atravesando el interior del Chaco. Uriburu, que acampó con sus fuerzas justamente en el Paraje San Fernando, calculó en 1.500 el número de aborígenes que trabajaban en los obrajes madereros situados en las cercanías del mencionado paraje. Semejante concentración de aborígenes suponía un crecido número de obrajes y la presencia de numerosos peones criollos para el labrado, acarreo, carga y conducción de los animales de tiro, tareas para las cuales el aborigen no estaría aún muy familiarizado.

     Hacía 1873 la población agrupada en el paraje San Fernando había adquirido ya cierta importancia, pues el Jefe de la Capitanía del Puerto de Corrientes Esteban Guastavino, dirigió una comunicación al Gobernador del Chaco dando cuenta que en la costa chaqueña frente a Corrientes existían más de veinte obrajes, donde trabajaban entre ochocientos a mil personas, de los cuales unos cuatrocientos se agrupaban en torno el paraje al que equivocadamente llamó "San Gerónimo". Agregaba que no existía allí ninguna autoridad que resguardara la autoridad y el orden, y que varios dueños de esos obrajes deseaban adquirir los terrenos que ocupaban y sufragar los gastos que originasen la creación de una autoridad y de su policía.

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Soldados del Ejército de Línea a fines del Siglo XIX durante
la Conquista del Chaco.
Primer intento de organización.

     Desde 1872 estos territorios que se extendían desde Bahía Negra en el Alto Paraguay por el Norte hasta el Arroyo del Rey en el Río Paraná por el Sur, estaban sujetos a la jurisdicción del Gobierno de los Territorios del Chaco, entidad creada por el Presidente Domingo F. Sarmiento, para resguardar los intereses argentinos sobre el Chaco, ante el litigio de límites con el Paraguay surgido luego de la   terminación de la Guerra de la Triple Alianza. El asiento de las autoridades del territorio se encontraba en Villa Occidental, situada sobre la margen derecha del río Paraguay a unos 25 kilómetros al Norte de Asunción. Estaba al frente de la Gobernación del Chaco el General Julio de Vedia, veterano de la Guerra del Paraguay, quien de inmediato solicitó al Gobierno Nacional la creación de una autoridad en el paraje San Fernando ante el incremento de su población. El Gobierno contestó autorizando al Gobernador Vedia a nombrar un Juez de Paz y un Comisionado Municipal, si la población no alcanzaba a mil almas.

     Esta medida no se concretó y la situación en la costa chaqueña continuó invariable. Es probable que esta imposibilidad por parte de las autoridades por ejercer jurisdicción sobre un punto situado a pocos kilómetros de Corrientes, se explique por la gran distancia que mediaba entre la capital y la Gobernación, y por la atención prioritaria que exigía en ese momento el pleito limítrofe con el Paraguay por la posesión del Chaco y de la Villa Occidental. En consecuencia, escapaba a las posibilidades y a los objetivos de las autoridades del territorio, el ordenamiento y control  de los centros poblados que surgían como resultado de la iniciativa particular y con finalidad de explotación comercial.

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Trazado de la Colonia "Resistencia" por la Comisión
Exploradora Fóster-Seelstrang de 1875-76
El testimonio de la Comisión Exploradora.

       Recién en 1874 el Gobierno Nacional comienza a fijar su atención en estos parajes, cuando el 6 de Octubre de ese año el Presidente Sarmiento promulga la Ley 686 por la cual se crea la Jefatura Política del Chaco, con jurisdicción limitada al Chaco Austral, y se ordena la fundación de cuatro colonias-cantones en la costa chaqueña, una de ellas situada frente a Corrientes, es decir en el mismo lugar donde se encontraba el paraje San Fernando, centro de actividad obrajera.

       De conformidad con la Ley 686, el Presidente Avellaneda que sucedió Sarmiento, nombró en Marzo de 1875 Jefe Político del Chaco al correntino Aurelio Díaz y designó a la Comisión encargada de mensurar y trazar las cuatro colonias-cantones sobre la costa chaqueña. La misma estaba integrada por el Jefe Político Aurelio Díaz, el Comendante de la Frontera Norte Coronel Manuel Obligado, y los ingenieros Arturo Seelstrang y posteriormente al Ingeniero Enrique Fóster.

     En su recorrida por la zona donde se encontraba el paraje San Fernando, los miembros de la Comisión Exploradora se encontraron con que en el lugar se hallaba instalado un grupo de obrajeros con su peonada, a quienes señalan con sus nombres en su informe elevado al Gobierno Nacional. Ellos eran: José María Ávalos, Félix Seitor, Antonio Brígnole, Ramón Vázquez, Carlos Corsi y otro de apellido Sicar o Sicard. De ellos se destacaban los establecimientos de Ávalos y Seitor, con plantaciones de árboles frutales y legumbres, siendo el principal el del primero, el cual contaba con diez habitaciones de material , galpones y taller de carpintería, todo cercado por una empalizada de palo a pique para la defensa contra los ataques de los aborígenes.
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Tribu aborigen del interior del Chaco en el Siglo XIX

     Las causas de este nucleamiento que constituía un verdadero poblado en formación, según la Comisión eran: la necesidad de prestarse mutua protección contra los ataques aborígenes y el deseo natural del hombre de vivir en sociedad. A esto debemos agregar que la explotación forestal exigía disponer de una numerosa peonada, de animales de tiro y vehículos de carga, para lo cual se precisaba de una infraestructura básica a fin de atender sus necesidades. Otro factor adicional fue que en 1871 se desató en Corrientes y en pueblos cercanos la fiebre amarilla, que provocó solamente en la ciudad más de mil víctimas. Muchos vecinos eligieron entonces residir un tiempo en el paraje San Fernando, buscando un clima más saludable para escapar del flagelo.

        La referida Comisión Exploradora dio cuenta en su informe que la relación entre los obrajeros y las tribus aborígenes de las cercanías, que en gran medida proporcionaba la mano de obra para el corte de madera en los montes del lugar, comenzó a deteriorarse por el abuso que aquellos cometían y por los engaños en el momento de abonarles su retribución. Esta se hacía la mayoría de las veces mediante la entrega de mercaderías de mala calidad o artículos ordinarios, con el agravante de la venta de bebidas alcohólicas adulteradas,  que desataban o estimulaban el deseo de venganza. Las protestas eran reprimidas con violencia,

La "resistencia" de San Fernando.

      Meses antes de llegar la Comisión Exploradora a la zona, la población de San Fernando debió atravesar una crítica situación que pondría a prueba su voluntad de resistir. En el mes de Abril de 1875 comenzaron a tenerse noticias sobre una coalición general de tribus del Chaco para llevar un ataque a San Fernando, solamente defendida por un piquete de 15 hombres de la Guardia Provincial de Corrientes. El Jefe Político Aurelio Díaz pidió autorización al Gobierno Nacional para organizar una fuerza armada de vecinos a fin de contener el ataque aborigen.

       La tan temida invasión se produjo el 10 de junio, cuando una fuerza de unos mil aborígenes, armados con lanzas y armas de fuego, realizó un intenso ataque al sur de los obrajes cercanos a San Fernando. Los 15 hombres de la guarnición en unión con los obrajeros y sus peones pudieron hacerle frente y rechazarla luego de un intenso combate de una hora, provocándole muertos y heridos. Pero ante el peligro de ser copados en caso de repetirse el ataque, debieron replegarse en dirección al fuerte del Coronel Ávalos a la espera de refuerzos. Esa misma noche salió de Corrientes el vapor "Teresa"con treinta hombres más, con municiones y pertrechos.

        Este ataque no fue más que el preludio de otros más violentos que ocurrieron los días 11 y 12 del mismo mes. Las fuerzas defensoras al mando del Comandante Vera y del Mayor Quijano de la Guardia Provincial de Corrientes, sumaban junto a los peones de los obrajes, unos cien hombres. El Cacique de los vilelas Leoncito, que había estado reducido con su tribu en San Buenaventura del Monte Alto por los padres franciscanos de Corrientes, prestó colaboración a la defensa en esta oportunidad. Un capataz de Félix Seitor y dos peones murieron en estos ataques, y otro defensor Manuel Andino fue herido. Un cacique atacante fue muerto por el Mayor Quijano, pero la versión aceptada después de que Leoncito resultó muerto en un duelo singular con el Coronel Ávalos, no pasa de ser una leyenda.
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Acarreando maderas en un obraje del Chaco.
Óleo de Alfredo Pértile

      Estas jornadas, que tuvieron resonancia nacional consagraron a San Fernando como población capaz de permanecer frente a la amenaza aborigen y probaron la eficacia de la ayuda militar proveniente de Corrientes. El nombre de "Resistencia" con el cual se bautizó a la Colonia fundada en el mismo lugar, se originó en estos días. A mediados de octubre de ese año 1875 llegó al lugar la Comisión Exploradora de los Ingenieros Fóster y Seelstrang designada por el Presidente Avellaneda para fundar las cuatro colonias-cantones dispuesta por la Ley 686.
       Los miembros de la Comisión Exploradora debieron escuchar de labios de los propios defensores el relato de esas jornadas dramáticas. Esto y las defensas levantadas por los obrajeros, junto con las comodidades que pudieron apreciar en las quintas de Ávalos y Seitor, y que destacan en su informe,  más la facilidad de comunicaciones por vía fluvial, los decidió a elegir el lugar para el trazado de la Colonia. Cuando explican la razón de bautizar con el nombre de "Resistencia" a esta última, expresan textualmente:

       "...en vista de los datos adquiridos elegirlo [al paraje San Fernando] para establecer en él la primera Colonia en el Territorio Nacional del Chaco, la cual se denominó 'Resistencia'  por el hecho de haber resistido durante bastante tiempo un corto número de hombres sin protección de ningún gobierno, las continuas amenazas de los aborígenes."

      Algunos autores que trataron este tema, por desconocer los ataques del 10 a 12 de junio de 1875,  ampliamente cubiertos por el diario "La Prensa" de Buenos Aires, y por existir una documentación que ya menciona este nombre dado a la colonia en diciembre de ese año, consideraron que esa denominación tuvo un carácter simbólico y que no aludía a los ataques hasta ese momento conocidos a Resistencia, de los meses de Febrero y Abril de 1876. Por lo expuesto, considero que la Comisión Exploradora tuvo muy en cuenta aquellas jornadas muy difíciles que pusieron a prueba la capacidad de resistir de los pobladores de San Fernando.
       En los meses de Enero y Febrero de 1876, el Cacique Leoncito de los vilelas se sublevó contra las autoridades y llevó dos ataques contra los obrajes de San Fernando, en lo que pareció un modo de conocer y poner a prueba a las defensas del paraje, preludiando otros ataques más importantes. Los ataques fueron rechazados por los pobladores de la Guardia Provincial de Corrientes al mando del Mayor Pedro Quijano. Algunos caciques tobas, como Mariano y Pedro Largo, se sometieron y asentaron sus tolderías en las cercanías de San Fernando. Otros, unos diez en total, desafiaron al Gobernador Uriburu quien marchó con sus tropas a someterlos en dirección a las nacientes del Río Guaycurú en las cercanías del Bermejo medio, dejando sólo 14 hombres en la guarnición de San Fernando.
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Familia inmigrante llegada a Resistencia a partir de 1878.
       Esta situación fue aprovechada por los caciques: Leoncito de los vilelas y Cambá de los tobas, quienes aliaron sus fuerzas y lanzaron un fuerte ataque a los obrajes de San Fernando el día 25 de Abril de 1876. Desde hora muy temprana las huestes de Leoncito y de Cambá, divididos en cinco grupos asaltaron a tres de los establecimientos, entre ellos al del Coronel Ávalos, obligando a sus defensores a atrincherarse detrás de las empalizadas para sostener su posición. Encabezaron la resistencia el Jefe Político Díaz, el Mayor Quijano, el Coronel Ávalos y otros obrajeros, junto con sus peones. El combate fue muy encarnizado y los atacantes estuvieron a punto de penetrar las defensas. Finalmente se retiraron y huyeron adentrándose en los montes cercanos. El saldo de la jornada fue de cuatro heridos por los defensores y de seis muertos y numerosos heridos por los atacantes.

  Estos fueron los últimos ataques que sufrieron los obrajes de San Fernando y la naciente Colonia Resistencia, aunque el peligro de las invasiones no desapareció del todo pues subsistían las causas que les daban origen. Otros ataques de menor importancia sufrieron años después los colonos que se encontraban más alejados. De este modo la Colonia "Resistencia" logró permanecer y hacer honor al nombre que había recibido. Su consolidación permitió que menos de dos años después se recibieran a las 36 primeras familias de inmigrantes italianos, iniciando así la colonización agrícola del Chaco.

Bibliografía.

ALTAMIRANO, Marcos A. La colonización de Resistencia. Resistencia, Moglia, 2006.
ALUMNI, José. El Chaco, figuras y hechos de su pasado. Resistencia, 1951.
FARÍAS DE FOULKES, A. R. Y VAN LIERDE, B.E. La Jefatura Política del Chaco. Ley 686. En: Revista de la Junta de Historia del Chaco, Nro. 1, 1978.
FONTANA, Luis Jorge. El Gran Chaco. Buenos Aires, Solar-Hachette, 1977.
GERALDI, Seferino. Lo que me contaron mis abuelos o páginas históricas del Chaco. Resistencia, 1958.    
LÓPEZ PIACENTINI, Carlos. De San Fernando a la Resistencia. Resistencia, 1958.
MAEDER, Ernesto J. Historia del Chaco. Buenos Aires, Plus Ultra, 1997.