martes, 24 de enero de 2017

A 200 AÑOS DEL CRUCE DE LOS ANDES POR SAN MARTÍN





    
Organización del Ejército de los Andes.
    Desde 1815 el Gral. San Martin, como Gobernador Intendente de Cuyo inició la preparación de un ejército para llevar adelante su plan continental de liberar a Chile del dominio español y una vez logrado esto, atacar al centro del dominio imperial hispánico que era la ciudad de Lima, Perú. A fines de 2016 y después de dos años de intensos preparativos y de superar todo tipo de dificultades, pero contando con el apoyo inestimable del Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata Juan Martín de Pueyrredón, logró equipar y adiestrar una fuerza de 3.778 hombres de tropa y 1.392 auxiliares, entre zapadores, baqueanos, transportadores de equipos y personal de sanidad.
    Las armas fueron traídas en parte de Buenos Aires y en gran parte forjadas en los talleres del experto físico y matemático Fray Luis Beltrán, quien también se hizo cargo de la maestranza y parque de artillería. La pólvora fue elaborada por el Ingeniero Álvarez Condarco con el salitre recolectado en la zona y los uniformes fueron tejidos en su mayor parte en San Luis por artesanos y artesanas locales y teñidos en Mendoza.
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    Entre los efectivos que integraban el ejército se contaban los contingentes de emigrados chilenos que cruzaron la cordillera después de la derrota de Rancagua en 1814, comandados por Bernardo O`Higgins, quien se transformó en un amigo y colaborador del Libertador. Aunque la base de este ejército fue el Regimiento de Granaderos a Caballo que llegó desde Buenos Aires, para aumentar sus efectivos San Martín ordenó a todos los pobladores pudientes de Cuyo la entrega de sus esclavos, quienes pasaron a revistar como soldados de infantería. También dispuso un reclutamiento obligatorio de milicianos de San Juan y San Luis, y la incorporación de todos los hombres sin ocupación. El adiestramiento de todos estos efectivos se realizó en el campamento “El Plumerillo” en las proximidades de la ciudad de Mendoza.
    Jefes y oficiales destacados de este ejército fueron, además de O`Higgins, Soler, Las Heras, Beruti, Lucio N. Mansilla, Quintana, Lavalle, Alvarado, Crámer, los hermanos Olazábal, los hermanos Necochea, Freire y Pringles entre otros. Para el servicio espiritual de la tropa estaban Fray Luis Beltrán y Félix Aldao. Se sumaron varios militares ingleses en carácter de voluntarios, como Guillermo Miller y  algunos franceses como el Gral. Brayer.
El cruce de los Andes.
     Después de hacer bendecir a la Bandera del Ejército de los Andes, bordada por damas mendocinas, y de consagrar a la Virgen del Carmen como patrona del mismo, San Martín dispuso el comienzo de la campaña. La misma se inició con la partida del primer contingente el día 9 de Enero de 1817, al que le siguieron otros en los días siguientes. Estas primeras columnas de fuerzas reducidas a 50 u 80 efectivos tenían la misión de cruzar la cordillera por pasos secundarios situados al sur y al Norte de Mendoza, éstos a la altura de las Provincias de San Juan y La Rioja. Debían ocupar distintas poblaciones chilenas, con el fin de desorientar a las autoridades españolas sobre el punto en que se produciría el ataque de los patriotas. El grueso del Ejército de los Andes inició el cruce por los pasos de Uspallata y Los Patos el día 19, en forma escalonada y dividida en cinco grupos separados entre sí por una jornada de marcha cada uno. El último contingente con el parque y la maestranza partió el día 24 y San Martín como Comendante en Jefe partió el 25 de la ciudad de Mendoza para sumarse rápidamente a las fuerzas que estaban en camino.
     La marcha a través de alturas de más de 4.000 metros, de las cumbres más altas de América fue penosa y plagada de dificultades. Muchos hombres enfermaron del mal de altura o soroche y algunos sucumbieron (unos 300) y se convirtieron en las primeras víctimas de esta memorable epopeya. Para su alimentación se llevaba ganado en pie, charqui y sacos de harina para la fabricación de pan. Los caballos eran llevados de la brida por los soldados, quienes en parte montaban en mulas, más aptas para el peligroso camino de montaña. El intenso frío se hizo sentir y fue combatido por la ingesta de aguardiente que se distribuyó en todo el camino. La logística fue especialmente atendida por San Martín que no dejó nada librado al azar. Los caminos a seguir eran explorados previamente y en lugares estratégicos se establecieron postas para facilitar el abastecimiento de la tropa y de los animales que requerían también de atención. Se llevó 9.000 mulas y 1.500 caballos, de los cuales una gran parte murió durante la marcha. Tampoco se descuidó la comunicación entre las distintas columnas a través de chasquis, pues la coordinación de las fuerzas en el momento del ataque a las fuerzas realistas era fundamental para el éxito de todo el operativo.
      Para la orientación de los distintos cuerpos militares que efectuaban el cruce, el Libertador hizo trazar croquis y mapas muy detallados  de la cordillera por el Ingeniero Álvarez Condarco, quien fue enviado a Chile portando la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas, con riesgo de su vida. Este colaborador, poseedor de una prodigiosa memoria, retuvo todos los datos topográficos que habrían de servir al Ejército para facilitar su marcha.

Chacabuco
     El trabajo previo de espionaje y desinformación del enemigo efectuado por San Martín dio sus frutos pues el Gobernador español Marcó del Pont dispersó sus fuerzas en un amplio frente de muchos kilómetros al desconocer el lugar por donde atacaría el grueso del Ejército patriota. Recién cuando supo de la presencia de las tropas en el Valle del Aconcagua, ordenó al General español Brigadier Rafael Maroto que reuniese todos sus efectivos en las alturas de Chacabuco para detener al enemigo que avanzaba en dirección a la ciudad de Santiago de Chile, lo que este realizó reuniendo a una fuerza de 5.000 efectivos.
     Adelantándose a la reunión de todas las fuerzas españolas, San Martín ordenó el ataque el día 12 de Febrero al clarear el día. Dividió sus fuerzas en dos columnas, una al mando del Gral. Soler ( 2.100 efectivos) que atacaría por el flanco izquierdo de las fuerzas españolas que se había atrincherado en la Cuesta de Chacabuco. Otra división comandada por O`Higgins ( 1.500 efectivos) debía atacar por el frente para fijar en el terreno a las fuerzas españolas mientras se efectuaba el ataque de Soler. El total de las fuerzas patriotas comprometidas ascendían a 3.600 hombres.
Resultado de imagen     O`Higgins atacó impetuosamente a las fuerzas de Maroto que se hallaban formadas al pie de la cuesta, sin esperar la llegada de las tropas de Soler, y fue detenido por las descargas de artillería. San Martín, viendo comprometida la acción, se lanzó a la batalla encabezando personalmente al Regimiento de Granaderos a Caballo, pese a estar enfermo. La llegada del Gral. Soler con sus efectivos por el flanco y la retaguardia quien avanzó raudamente hacia el centro de la fuerza enemiga, resolvió a favor de los patriotas la acción. Al promediar la tarde el triunfo patriota era completo, las fuerzas españolas totalmente dispersas y en fuga, dejando unos 500 muertos y 600 prisioneros, más 32 oficiales, todo el parque y artillería y la bandera del Regimiento de Chiloé.
      El camino para la ocupación de la ciudad de Santiago y de la liberación de Chile estaba abierto. El Plan Continental de San Martín para la libertad de esta parte de América se inició de una manera contundente y exitosa.