martes, 26 de noviembre de 2013

LAS BATALLAS POR LA SOBERANÍA (*)



(*) Artículo publicado en el suplemento "Chaqueña"del diario "Norte"de Resistencia, Chaco el 24/11/2013

Escribe: Marcos Altamirano (*)                                       
    Hacia 1845  las potencias europeas de entonces, Francia e Inglaterra estaban resueltas a intervenir militarmente contra la Confederación Argentina, gobernada firmemente por Juan Manuel de Rosas con el apoyo de la opinión pública y la adhesión de todas las provincias. Para esa época, la intervención armada en defensa de intereses mercantiles era una doctrina muy utilizada por estos países en distintas partes del mundo, y en algunos casos, como ocurrió en países de Asia y África, era un anticipo de la ocupación y el dominio territorial de distintas regiones del planeta.
    En esos años, ambas potencias mantenían fuerzas navales en el Río de la Plata en apoyo del gobierno ilegal de Montevideo que se encontraba en guerra con Rosas. El bloqueo de esa ciudad ordenado por el gobierno argentino para reponer al Presidente legal Manuel Oribe, era resistido por los unitarios emigrados en esa ciudad y por los jefes de ambas escuadras europeas, siguiendo órdenes de sus respectivos gobiernos.
Tres gruesas cadenas tendidas de costa a costa sobre 24 lanchones
entorpecieron el avance de la escuadra y permitieron a las baterías de
la costa dirigir sus fuegos sobre los buques.
    En 1845 Francia e Inglaterra decidieron forzar la navegación de los ríos Paraná y Paraguay y llevar su comercio a Asunción, apoyando de paso a las posibles sublevaciones contra Rosas en el Litoral para provocar su caída. Como paso previo, se dispuso la captura de la escuadrilla argentina que bloqueaba a Montevideo y se ocupó la Isla Martín García para usarla como base de operaciones de ambas escuadras.

Combate de la Vuelta de Obligado.
    El gobierno de la Confederación Argentina no permaneció ocioso frente a la formidable coalición que se le venía encima. Previendo el  avance de la escuadra anglofrancesa, ordenó instalar en Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro en el Norte de la provincia de Buenos Aires, cuatro baterías de 18 cañones servidas por 160 artilleros y una fuerza de dos mil efectivos de infantería, integrada soldados del Regimiento de Patricios y un cuerpo de milicias rurales. Estaba al mando el Gral Lucio Norberto Mansilla, secundado por Álvaro Alzogaray al frente de las baterías, Eduardo Brown (hijo del Almirante Guillermo Brown),  el marino Juan Bautista Thorne, y Facundo Quiroga (hijo del Tigre de los llanos). Completaba la defensa una cadena tendida de costa a costa del Paraná sostenida por lanchones y custodiados por el bergantín artillado “Republicano”, cuya finalidad era demorar el paso de la escuadra para hacerla vulnerable al fuego de las baterías de la costa.
     El día 18 de Noviembre al atardecer una poderosa escuadra de once buques de guerra seguida por numerosos buques mercantes, fondea en el Paraná a la vista de las baterías de la Vuelta de Obligado. Pero recién el día 20 se inicia la acción, a las 8 de la mañana. Después de una arenga de Lucio Mansilla a su tropa y de entonar el Himno Nacional con el acompañamiento de la Banda del regimiento de Patricios, las baterías de la Confederación inician el ataque provocando muchos daños, muertos y heridos en la fuerza enemiga, pero sufriendo a la vez el intenso cañoneo de los buques que empiezan a causar las primeras bajas entre los defensores.
     El combate es intenso y se prolonga por muchas horas. A las cinco de la tarde se silencian las baterías, son cortadas las cadenas, y poco después se produce el desembarco de la infantería enemiga. La lucha se desarrolla en la costa y es cuerpo a cuerpo. Los buques barren a los defensores con fuego de metralla. Mansilla cae herido por un casco de metralla y es retirado por sus hombres, pero lo reemplaza el Coronel  Crespo que resiste hasta las ocho de la noche y debe replegarse. Obligado ha caído, pero la victoria les resulta muy cara a los interventores. Las graves averías de cuatro de los buques atacantes los obligan a permanecer 40 días en el lugar para repararlos. También son numerosos los muertos y heridos entre ambos bandos y el parte de guerra aliado elogia a los defensores por la obstinación con que lucharon.
Las cuatro baterías de Obligado fueron silenciadas a las
cinco de la tarde, pero continuó el combate cuerpo
a cuerpo en las costas hasta las ocho de la noche.

Las otras batallas por nuestra soberanía.
     La Vuelta de Obligado, con ser la más importante, no fue la única batalla de esta contienda. La escuadra volvió a remontar el Paraná en Enero de 1846, disminuida en su flota mercante, parte de la cual volvió a Montevideo atemorizada por los riesgos de la travesía. El día 9 los buques avistaron las barrancas de “El Tonelero”, donde las baterías de Mansilla volvieron a hacer fuego, pero logran franquear el paso. Pero a la altura de las barrancas de San Lorenzo, en el mismo lugar donde se batieron los Granaderos de San Martín en 1813, las baterías de Mansilla dirigidas por el artillero Álvaro de Alzogaray, ocultas entre la maleza, comenzaron a disparar contra los buques de guerra y los mercantes. Durante cuatro horas el cañoneo fue intenso causando graves estragos a la fuerza atacante, que siguió navegando muy maltrecha y con la pérdida de dos embarcaciones.
     La escuadra enemiga logró llegar a Corrientes y Asunción, pero la travesía de regreso se hizo muy riesgosa pues las defensas de Mansilla en varios puntos de la costa estaban intactas. El día 4 de Junio el convoy anglofrancés, ya de regreso de Asunción, enfrentó la angostura de “El Quebracho” a una legua al Norte de San Lorenzo. Nuevamente eran once buques, de los cuales siete eran vapores y cuatro veleros, todos fuertemente artillados. Mansilla había preparado tres baterías con 17 cañones, defendidos por un contingente de Patricios y un cuerpo de soldados santafesinos. La altura de las barrancas hacía casi inexpugnable la posición de los defensores, quienes quedaban protegidos del fuego de los buques, pese a que estos disparaban Cohetes a la Congrève, lo más moderno en armamentos de la época.
     Los estragos producidos por los cañones argentinos en la escuadra convirtieron a este cruce en un desastre. El vapor “Harpy” fue inutilizado y el “Gorgón” seriamente averiado. Dos buques mercantes se fueron a pique, y otros cuatro debieron ser incendiados para que no fueran capturados por los defensores. Las bajas de los atacantes fueron 60 hombres más gran parte de la tripulación de los buques mercantes destruidos, mientras que las fuerzas de Mansilla tuvieron sólo un muerto y cuatro heridos gracias a la protección de las barrancas. Este combate fue considerado por los defensores como “La revancha de Obligado”.

La escuadra anglofrancesa que constaba de once buques de
guerra salió muy maltrecha y entre su personal se contaron
muchas bajas.
Repercusiones de esta contienda.
    Los periódicos de toda América y algunos europeos elogiaron la resistencia de la Confederación Argentina contra la agresión. Sectores políticos de los países vecinos que hasta ese momento se habían opuesto a Rosas, cerraron filas tras el gobierno argentino. Esto ocurrió en Bolivia, Chile y Brasil, sólo en Montevideo, donde se encontraban los exiliados unitarios la opinión seguía favorable a la intervención y contraria a Rosas.
   En carta de respuesta al Gral Guido, quien le informaba de estos sucesos, San Martín le expresó conmovido: “Ya sabía la acción de Obligado. ¡Qué iniquidad! Los interventores habrán visto por esta muestra, que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que  abrir la boca…” Además, al saber del bloqueo, escribió a Rosas ofreciéndoles sus servicios, y señalándole que en esta agresión nuestro país “…tenía aún (en él) un viejo defensor de su honra e independencia.”
   Al ver la dificultad que les planteaba la intervención por la tenaz resistencia y ante la opinión internacional adversa frente a esta aventura colonialista, el Gobierno de Francia y el parlamento británico resolvieron llegar a un acuerdo con el Gobierno Argentino. Este se formalizó mediante los tratados: Arana-Southern del 24 de Noviembre de 1849 con Inglaterra, y el Tratado Arana-Lepredour del 24 de Noviembre de 1851 con Francia. En ambos casos, las escuadras interventoras cumplieron la cláusula de dichos tratados, desagraviando con 21 cañonazos a la bandera argentina, ceremonia que se cumplió en aguas del Río de la Plata.

(*) Vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos del Chaco.
                                                                                        







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